Cuántas veces nos encontramos con personas (quizás nosotros mismos) que son absolutamente incapaces de adaptarse a los cambios que demanda la sociedad actual, y que muestran un total rechazo a cualquier evolución que les suponga modificar sus comportamientos o su situación actual. Por miedo, falta de seguridad, o simplemente por no estar dispuesto, se pierden infinidad de oportunidades y, lo que es peor, uno parece anclarse aún más en un inmovilismo que nos va cerrando puertas.
Justo ayer visitaba a un cliente mexicano al que le ofrecíamos pagar nuestros servicios con tarjeta de crédito y a través de una pasarela de pago segura en Internet; mostraba grandes reticencias a hacerlo, ya que no comprendía su funcionamiento, aunque su rechazo provenía no tanto del desconocimiento en sí sino más bien que no estaba dispuesto a hacer algo de lo que no se 'fiaba' en absoluto. Hubiera sido muy fácil probar y dar el primer paso, aunque le resultaba mucho más sencillo seguir haciendo las cosas igual que las ha hecho siempre...
Aunque se trata de un ejemplo muy concreto, te puedo dar otros muchos más (de hecho, yo lo he sufrido en muchas ocasiones) de personas que no están dispuestas a realizar un cambio en sus vidas, aunque sea simplemente para adaptarse a su contexto. Ese contexto cambiante que fluye a una velocidad vertiginosa, nos obliga a replantearnos drásticamente nuestra vida laboral para poder seguir teniendo oportunidades en el futuro. Porque de las decisiones que vayamos tomando por el camino, dependerá ni más ni menos que nuestra propia subsistencia futura.
Y ese futuro que parece esperarnos (aunque realmente somos nosotros los que tenemos que crearlo), se va despejando con cada paso que damos; eso sí, siempre y cuando avancemos en la dirección correcta. Ahora bien, ¿y si no avanzamos nada?, ¿y si permanentemente estamos luchando por hacer que las cosas siguen exactamente igual, haciendo lo posible por no evolucionar?, ¿y si ...?.
Seguro que has leído mucho sobre la zona de comfort. Ese espacio de seguridad en el que todos (no nos equivoquemos, absolutamente todos) nos movemos (o al menos queremos hacerlo), y en el que las cosas y situaciones conocidas que encontramos nos hacen sentir bien, a gusto, dándonos la impresión de que todo lo tenemos bajo control. Falso. Si miramos a nuestro alrededor y hacemos un esfuerzo por 'ver', nos daremos cuenta que no nos podemos permitir el lujo de quedarnos parados. Crisis de empleo, incertidumbre en el futuro, cambios que se suceden a nuestro alrededor de forma vertiginosa, papel predominante de la tecnología que empapa ya cualquier aspecto de nuestras vidas, ...
Y frente a todo ello, como en cualquier cosa, podemos tomar dos alternativas, aunque sea simplificar demasiado: quedarnos parados y esperar que todo se solucionará por sí solo, o tomar la iniciativa y empezar a adaptarnos a los cambios que demanda la situación actual, y que condicionará directamente las oportunidades que puedan ir surgiendo en nuestro camino. Porque te aseguro que aceptando esos cambios, surgen como de la nada nuevas circunstancias que nos posibilitan ir creciendo como personas y como profesionales.
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