No perdamos de vista que las Redes Sociales son un fenómeno relativamente reciente que, aunque suponen un drástico cambio en las formas de actuar y comunicarse de las personas, aún no disponemos del suficiente recorrido para considerar que realizamos un correcto uso de ellas. De hecho, me atrevería a decir que, en la mayoría de las ocasiones, nos encontramos aún en un estado embrionario, puesto que aún desconocemos realmente sus posibilidades y, a menudo, las posibles implicaciones negativas que conlleve un uso incorrecto e irresponsable.
Comprendo perfectamente que esas redes sociales (y profesionales) nos puedan 'apabullar' con sus aparentemente ilimitadas posibilidades, y hacernos ver (o más bien creer) que su uso nos hará mejores o, en la mayoría de las ocasiones, más 'atractivos'... Porque no nos engañemos, es difícil no caer en la tentación de pensar que pueden convertirse en la 'panacea', en el remedio a nuestros problemas. Son gratuitas, su uso está ampliamente extendido (de hecho, cada día hay menos sectores de la población que aún no se hayan conectado en alguna ocasión), sus posibilidades de comunicación y socialización son 'ilimitadas', e incluso nos ayudan a encontrar empleo...
Y por todo ello entiendo perfectamente que es difícil abstraerse de todas esas posibilidades, y que llega a ser realmente difícil no caer en la creencia de que se convierten en un fin en sí mismas... Pensar que las redes son en sí el objetivo final de nuestras acciones, que nuestra meta es obtener la mayor visibilidad y notoriedad posible, alcanzando cotas de tráfico y números de seguidores cada día mayores, ... SEO, tráfico, followers, tweets, viral, ..., son únicamente características de un servicio (redes sociales) que pueden ayudarnos a posicionar nuestra marca personal y trasladar a nuestro entorno las competencias profesionales que hayamos podido desarrollar; pero nunca deberían convertirse en un fin que persiga confundir nuestra marca y valores con conceptos técnicos que realmente no dicen nada de nosotros mismos.
Por tanto, la idea sería poner a trabajar la maquinaria 2.0 (medios sociales en general), poniéndola a disposición de los objetivos que nos hayamos podido plantear, y nunca al revés. Porque todas esas redes sociales que hoy están tan de moda, dejarán de estarlo en cualquier momento. Aparecerán otras que alcanzarán con el tiempo su máximo esplendor, y nuevamente volverán a ser substituidas por otras. El 2.0 avanza rápido, a menudo más de lo que nuestro cerebro puede asimilar, y lo que hoy es una ciencia exacta, mañana será olvidado y posiblemente despreciado. Y por encima de todo ello, queda lo permanente, lo auténtico, lo que debería estar por encima de cualquier moda que por otra parte no controlamos: nuestra marca personal.
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Hasta mañana.
Fuente imagen CC: BBVAtech
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