Que las redes sociales, y los medios sociales por extensión, permiten la posibilidad de proyectar nuestra marca personal a un público teóricamente 'ilimitado', es un hecho ampliamente aceptado. Lo que sí puede ser objeto de discusión es hasta qué punto la difusión sin criterio alguno y con el único motivo de engrandecer el ego propio, puede resultar contraproducente o, por otra parte, conseguir un nivel de notoriedad relevante.
Cada uno utiliza los medios sociales (blogs, redes sociales y profesionales, ...) según le conviene, y con unos fines determinados, tanto personales (ocio fundamentalmente) como profesionales, o incluso mezclando ambas facetas. Y mientras unos son completamente inconscientes (a veces irresponsables) de que estar en las redes tiene consecuencias, debido a la percepción que generan con su participación, otros son muy conscientes de sus propósitos, y de los beneficios que puede traerles el uso de la Red.
La marca personal nunca ha estado tan 'de moda' como en estos últimos años; a pesar de haber existido siempre, es con la aparición de la Red 2.0 donde adquiere una relevancia notable, precisamente por las capacidades de comunicación existentes y que permiten difundir mensajes de una forma insospechada a un amplio público. Cualquiera puede transmitir digitalmente su 'yo', lo que sin duda puede hacer que su ego alcance cotas inimaginables. Porque el medio ayuda claramente a ello...
Y sí, reconozco que la marca personal se basa en nuestro 'yo'; la marca es lo que somos como personas y como profesionales, lo que proyectamos (y queremos proyectar) al exterior; y esto tiene mucho que ver con nuestro ego. Sin embargo, a mí me parece algo absolutamente natural. Los que trabajamos nuestra propia marca con el objetivo profesional de posicionarnos como autoridades referentes en una temática determinada, es indudable que de alguna manera tenemos que atraer la atención del público al que nos dirigimos. De hecho, cualquier candidato en búsqueda de una oportunidad laboral, lo que intenta precisamente es ganarse la confianza del reclutador, y para ello debe no sólo atraer su atención, sino presentarse como una opción válida desde el punto de vista profesional.
Es decir, hablamos de nosotros mismos, de nuestras capacidades y habilidades, de nuestra identidad profesional, de nuestros valores y creencias. Compartimos y afirmamos nuestra posición en relación a determinados temas, mediante nuestra opinión. Por tanto, todo ello contribuye a darnos a conocer, con un objetivo muy específico. ¿Y a eso se le puede llamar narcisismo?. Probablemente, aunque la diferencia siempre estribará en cómo gestionemos nuestra marca personal, si de forma unilateral (sólo quiero recibir) o bilateral (estoy dispuesto a compartir). Bajo mi punto de vista, una de las características de la marca es precisamente la capacidad de compartir y de relacionarse eficazmente con los demás y, por qué no, de ser consciente de que el egocentrismo y la generosidad siempre pueden ir de la mano.
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Hasta mañana.
Fuente imagen CC: bestcomputersscienceschools net
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