En ocasiones las cosas caen por su propio peso. Encontrar un trabajo no es una tarea sencilla, nadie dice lo contrario. Pero si a esta dificultad ya de por sí notable, le unimos el hecho de que una gran mayoría de candidatos se limitan a inscribirse en ofertas de empleo con la esperanza de que ‘suene la flauta’, o los más ‘audaces’ entablan contacto directo con los reclutadores para intentar abrir una puerta y que vean su perfil profesional, es entonces cuando la misión adquiere tintes de casi-imposible.
Fuente CC: Juan |
Insisto: no hay trabajo para todo el mundo en situación de desempleo, al menos aquí en España. Aunque eso no significa que no existan ofertas de empleo; las hay, pero escasas, aunque el mercado laboral se sigue moviendo. Por ello, es obvio que el incremento notable de competitividad por parte de numerosos candidatos que tratan de localizar e incorporarse a los procesos de selección que van apareciendo, exige formas distintas de actuar frente a los reclutadores.
Los mecanismos habituales de búsqueda, basados en la transacción directa (inscripción en ofertas de empleo a través de páginas de empleo) se han vuelto claramente ineficientes, ya que no consiguen ni de lejos el resultado de hace no demasiados años. Por tanto, la conclusión parece obvia: el candidato debe posicionarse como profesional de referencia en su área de actuación, ANTES incluso de que la oferta de empleo pueda llegar a existir…
Eso invalida aquellos comportamientos, o al menos les resta probabilidades de éxito, en los que el candidato se limita a ofrecer sus servicios mediante el mero envío de su CV. Porque ha de darse cuenta, y en ello le va su futuro profesional, de que el reclutador no encuentra ningún diferencial en esa acción, más allá de llegar incluso a considerarlo como una forma de spam… Suena duro, pero es verdad. Querido lector en búsqueda de empleo, ¿te han llamado muchas veces cuando has enviado tu candidatura de forma espontánea?. Habrá probablemente algún caso, pero me la juego a que son situaciones excepcionales.
Por tanto, mi opinión es clara en este aspecto. Un candidato pierde el tiempo si se limita a ponerse en contacto con reclutadores en LinkedIn para ofrecerles su candidatura, y esperar respuesta positiva. Esto será muy raro, por lo que hay que tratar de construir relaciones con aquellos, de tal manera que cuando surja la oportunidad, sí será entonces adecuado el proponer su candidatura.
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Hasta mañana.
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