Durante muchos años, la búsqueda de empleo no se ha visto tanto como una posibilidad a largo plazo, sino más bien como una necesidad a corto. El quedarse en el desempleo, a menudo por razones ajenas a nuestra voluntad, nos hace ponernos 'manos a la obra' para reincorporarnos cuanto antes al mercado laboral. Y se trata de un proyecto acotado en el tiempo, donde este juega en nuestra contra. Los meses pasan y la supervivencia económica cada día está más en riesgo. Por tanto, el encontrarlo se convierte en una auténtica necesidad de la que depende nuestro porvenir.
Por ello, y ya que tradicionalmente no hemos vivido una cultura en la que se inculque una siembra temprana para desarrollar nuestra marca personal orientándola a la generación de oportunidades profesionales futuras, las herramientas que hemos usado en los últimos años para encontrar el trabajo lo antes posible, han sido los portales de empleo. A pesar de su decadencia progresiva (o al menos a que esos portales de empleo se encuentran estancados), nos han dado durante muchos años (y lo seguirán haciendo durante algún tiempo) grandes alegrías, ya que facilitan el acceso a los candidatos, a las ofertas de empleo vigentes en cada momento (al menos a aquellas que llegan a publicarse); y eso ha sido posible gracias a que su modelo se ha basado siempre en el cortoplacismo, es decir, proporcionan un resultado 'rápido' tanto a candidatos como a reclutadores. Una vez conseguido el empleo anhelado, ese candidato no vuelve a usar esos portales de empleo mientras siga teniendo un trabajo, o al menos no pretenda cambiar de empresa.
Sin embargo, a nadie se le escapa que la situación ha cambiado notablemente desde hace ya algunos años. En tanto en cuanto había 'suficientes' ofertas para todos, nadie se quejaba. Ahora el panorama es bien distinto: poco trabajo para mucho desempleado en disposición de trabajar, lo que genera un desequilibrio muy peligroso. Y lo es porque la crisis obliga al desempleado a moverse con rapidez ante un contexto lleno de incertidumbre, y donde los canales que muestran el empleo existente, siguen siendo los mismos portales de empleo, y cada día más algunas redes sociales y profesionales. Por tanto, ese candidato necesitado de encontrar un sustento económico, acude allí donde se encuentran las escasas ofertas existentes.
¿Y cuál es el resultado de todo ese esfuerzo?. Obviamente, las cifras de paro actuales que rondan casi el 27% a nivel nacional, dejan entrever que la mera inscripción a ofertas de empleo en webs on-line no está dando los frutos que desean los candidatos. Por tanto, es obvio apuntar que las personas en búsqueda de empleo deben hacer algo más. No me refiero a algo que substituya a la inscripción en ofertas, sino algo que lo complemente, aumentando las posibilidades de obtener resultados positivos.
Una oferta de empleo no deja de ser la consecuencia de una necesidad por parte de una compañía que precisa contratar un determinado perfil profesional. Y para ello, quiere encontrar al mejor candidato disponible, para lo cual los reclutadores inician la labor, a menudo publicando directamente la oferta en los medios adecuados. Por tanto, la inscripción por parte de los candidatos interesados en un paso obligado. Ahora bien, ¿cuáles son las posibilidades de un candidato que 'compite' contra otros 100, 300, 1.000, ..., que también aplican?; ¿cuál es su elemento diferenciador, su ventaja competitiva frente a los demás?. Y lo más importante, ¿ese candidato dispone únicamente de su CV para optar al proceso de selección, o ha invertido previamente en su marca personal y en transmitirla a los reclutadores para tener mayores oportunidades futuras?. Porque en definitiva, es necesario maximizar nuestras oportunidades para encontrar un empleo.
Hasta mañana.
10 comentarios:
Miguel Ángel, quería felicitarte por todos tus artículos que son muy interesantes y además de gran ayuda. Es impresionante tu dedicación diaria a publicarlos y por mi parte, decirte que tienes toda la razón ya que si nos ceñimos solamente a las ofertas que van publicando en los portales me temo que va a ser muy complicado el llegar a conseguir ese tan esperado empleo, por lo que tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos para poder lograrlo. Muchas gracias por tu aportación. Un saludo, Marina
¿Cuando hablarás de los mayores de 45/50 años (entre los cuales me incluyo) para los que volver a trabajar en una empresa será una "misión imposible"?
Totalmente de acuerdo. Es más cómodo aplicar que hacer algo más. Cuando aplicamos a una oferta, pensamos que ya hemos hecho lo que había que hacer y es insuficiente en los tiempos que corren
Buenos días Miguel Ángel:
Magnífico artículo. Creo que quien, buscando empleo para "ya", se limita a inscribirse en ofertas de empleo, está tan obsoleto como quien no ha manejado un ordenador en su vida.
Geniales artículos!, un trabajo ímprobo publicar diariamente.
Con 46 años, 5 meses en el paro y metida en esto de LA Marca Personal y el 2.0... díficil lo veo.
De empezar la carrera profesional como un joven JASP a pasar a ser un "SANDWICH" del montón...
Hola Marina, muchas gracias por tu comentario y ánimos. El obtener empleo es ya más bien una cuestión de actitud y de aptitud, dada la elevada 'competencia' existente.
Hola Daniel, gracias por tu comentario. Tengo alguna entrada sobre lo que comentas:
* http://www.miguelangelriesgo.com/2013/04/trabajar-jubilacion.html
* http://www.miguelangelriesgo.com/2013/08/edad-y-marca-personal.html
Otra cosa, ¿de verdad piensas que es 'imposible' que una persona mayor de 45 años trabaje?, ¿nunca llegará a trabajar entonces?
Hola Myriam, bienvenida de nuevo. Hace años, el limitarse a inscribirse en ofertas de empleo podía funcionar. Ahora, como bien dices, es un método que no alcanza ni de lejos los resultados esperados, por lo que es obvio que el candidato tiene que tener una mayor actitud 2.0 que le permita posicionarse ante las ofertas que puedan ir surgiendo.
Hola 'anónimo'. ¿Qué te lleva a pensar que eres un 'sandwich del montón'?
Arantxa, gracias por tu comentario.
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