Soy un firme convencido de que el blog es la pieza central de nuestra estrategia de marca personal, que actúa como repositorio de nuestro trabajo y difusor de nuestros conocimientos y habilidades. Sin embargo, por muchas ventajas que nos pueda reportar, el sacrificio que conlleva su mantenimiento exige disponer de algo que no puede forzarse: la pasión por escribir y de ir construyéndolo poco a poco.
Fuente CC: Owen W Brown |
Los blogs nacen y mueren con una rapidez prodigiosa. Porque en realidad no son un juego de niños, y lo demuestra el hecho de que la gran mayoría de personas que comienzan uno, lo abandonan al cabo de muy poco tiempo. Por tanto, algo tiene que tener de bueno para atraer tanto interés, y a su vez para dejarlo de lado de forma tan drástica. Parece que todos son conscientes de los beneficios que conlleva una bitácora, pero pocos los que son realmente conscientes de las obligaciones que implica. Y las obligaciones no le gustan a nadie, especialmente cuando suponen un esfuerzo tan elevado como es el mantener frecuentemente ese blog.
Muchas son las razones del fracaso de un blog, aunque destacaría una que tiene un peso notable: la falta de pasión. Sí es cierto que siempre digo que un blog nos ayuda a posicionarnos como profesionales de referencia en nuestra área de conocimientos, pero también insisto en que si no nos gusta escribir y no somos capaces de apreciar los resultados paulatinos que vamos obteniendo con el blog, éste tiene los días contados; y desaprovechar una oportunidad como esa es una auténtica lástima.
Porque, independientemente de los objetivos que me he planteado en mi evolución profesional, mantengo este blog por otras razones, y quizás la más importante es porque siento placer al escribir; pero más al comprobar que poco a poco, con la suficiente persistencia, los lectores que leen estas entradas van creciendo día tras día y, lo que es más importante, cada día participan más con sus comentarios.
Si no fuera por esa pasión, este blog no sería posible. Porque el esfuerzo necesario para mantenerlo y escribir frecuentemente, necesita una energía impulsora para hacer posible el éxito futuro; sin esa motivación adicional, entiendo que muchos opten por cerrarlo definitivamente. Los resultados inmediatos no existen; el blog es un camino de largo recorrido en el que vamos sembrando poco a poco, donde los resultados no están garantizados (al menos, desde el punto de vista de notoriedad), aunque siempre podemos ir disfrutando del placer de escribir por escribir, y comprobar cuando echemos la mirada atrás, todo lo que hemos sido capaces de generar y de la huella digital que hemos dejado a nuestro paso.
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Hasta mañana.
1 comentario:
Para escribir un blog creo es necesario diversión, pasión, y ganas de escribir; sin pensar en más allá del momento de placer que conlleva expresar ideas o demás casi diariamente sin obsesionarse sobre si te leen o siguen o comparten; uno mism@ con su blog, nada más.
FELIZ NAVIDAD!
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