Aprender es algo que hemos hecho constantemente desde que nacemos. La realidad que nos rodea nos obliga a absorber todo lo posible para convertirlo en algo útil que nos permita adaptarnos y sobrevivir. Sin embargo, es curioso cómo a medida que pasa el tiempo y nos hacemos mayores, cada vez sentimos menos inquietud por formarnos. Entonces, ¿qué puede ocurrir cuando nos encontramos en situación de desempleo, y la formación se convierte en un requisito imprescindible para retomarle el pulso al mercado laboral?.
Fuente CC: Bruno Sánchez-Andrade Nuño |
Sí, es obvio que en la primera etapa de nuestra vida es cuando tenemos que aprender lo máximo posible, para ir luego reduciendo paulatinamente nuestra formación (al menos la reglada). No obstante, siempre he considerado que la inquietud personal por adquirir nuevos conocimientos, tiene unos beneficios notables que nos acompañarán el resto de nueva vida. El ir abandonado esa actitud de curiosidad, no nos conduce más que por un camino donde la ceguera nos impide reconocer que se trata de una mala alternativa.
Y todo esto que digo, que a priori parece tan obvio, quizás no lo sea tanto. A menudo veo personas que se cierran completamente a adquirir nuevas competencias y habilidades, alegando que están ya en una edad difícil, lo que convierte en imposible (según ellos) la adquisición de conocimientos. Sin embargo, eso no es más que una simple excusa que trata de tapar sus resistencias al cambio. Se han acomodado en lo que han hecho durante los últimos años, tanto que ya les parece imposible el abordar nuevos proyectos.
Y ello tiene un riesgo notable, especialmente cuando las cosas se tuercen y se quedan en paro. Esa difícil situación llena de condiciones adversas, debería ser un detonante claro para empezar a moverse y realinearse completamente en el mercado laboral, para lo cual es necesario comprender que a menudo será necesario reinventarse para poder seguir teniendo oportunidades. Es aquí donde la formación adquiere una notable relevancia.
Aunque, como digo siempre, la mejor arma para encontrar un empleo es abordarlo con la suficiente antelación; cuanto más preparados estemos para el cambio (aunque aún no haya llegado), muchas más posibilidades tendremos de incorporarnos lo antes posible al mercado laboral, cuando más lo necesitemos.
Por eso, como digo siempre, la actitud correcta basada en la premisa de que el cambio ocurre siempre, ayuda a mantenerse activo y con las mayores garantías de superar las dificultades cuando éstas puedan venir.
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Hasta mañana.
4 comentarios:
Buenos días M. Angel,
Genial artículo, no puedo estar mas de acuerdo contigo. Siempre tuve la sensación de estar haciendo lo correcto, ahora que te leo, tengo la certeza de ello.
Lo compartiré con mis contactos.
Un abrazo
¡¡Buenos días Miguel Ángel!! Si tienes la obligación de educar y quieres ser un referente, no tienes más remedio que estar al día en gran cantidad de temáticas, aunque no sea de forma reglada, ni llegues a ser un gran experto pero es que además ¿Cómo quedarte con dudas o no aprender algo nuevo cada día disponiendo de Internet? Saludos.
Hola Miguel Ángel, acabo de leer tu último post sobre “aprendiendo a pesar de las malas circunstancias”, y me surgen algunas cuestiones que quisiera trasladar:
¿Cual es el motivo que excluye del mercado laboral a las personas mayores?
Entiendo, en este ámbito, que una persona es mayor a partir de los 50 años.
Mi reflexión va entorno a la formación de dicha persona.
¿Puede ser que la formación caduque?
¿Realmente estas personas quedan fuera del merccado laboral por la edad o por tener una formación anticuada?
Pienso, que este podría ser un tema de gran debate, compartiéndolo con tus colegas del libro expertos todos en RRHH y empleo.
Además, y con motivo del embejecimiento de la sociedad, ¿faltarán directivos dentro de 10 años?
¿Aportará valor al mercado laboral un ejecutivo de 60 años recien licenciado?
Me parece, Miguel Ángel, todo esto interesante para debatirlo con expertos.
¿Tu que opinas?
Un abrazo y ¡Feliz Navidad!
Qué razón tienes, la curiosidad y la inquietud intelectual no deberían apagarse nunca, deberían ser inversamente proporcionales al incremento de los años...
Te hace ser valiente y optimista.
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