La proyección de nuestra marca personal con fines profesionales, apoyándonos en la Web 2.0, no nos ayuda a saltarnos el proceso de selección que surge para cubrir una vacante, pero sí puede adelantar dicho proceso y situarnos en una posición de ventaja frente al resto de candidatos.
Fuente CC: Pablo Nieto |
Paloma Reino comentaba sobre la cuestión reflejada en el título de la entrada de hoy, en el post '¿Quieres que los reclutadores te reconozcan antes de inscribirte en una oferta de empleo?’, y haciendo referencia a Andrés Pérez Ortega.
Aunque pueda parecer obvio, NO es posible saltarse un proceso de selección. Se trata de una fase imprescindible del reclutamiento, donde el reclutador trata de conocer lo máximo posible al candidato, con la finalidad de comprobar si su perfil tanto personal como profesional encaja con el de la vacante existente.
Además de todas las acciones que puedan llevarse a cabo para analizar al candidato (tests, pruebas, …), existe un momento decisivo donde se produce el ‘cara a cara’. Será aquí donde el candidato y reclutador tendrán un tiempo para conocer mutuamente sus propuestas y, no menos importante, el reclutador profundizará en aquellos aspectos curriculares y / o personales en los que tenga interés. Las entrevistas presenciales serán la etapa clave en la que se tomará la decisión final de contratación o rechazo, ya que se recogen informaciones cruciales que no pueden ser substituidas en ningún caso por otros mecanismos.
Ahora bien, si es tan importante esta última etapa, ¿de qué sirve el posicionamiento de nuestra marca personal apoyándonos en el 2.0?, ¿se justifica el esfuerzo a llevar a cabo?.
La gestión previa y constante de nuestra marca personal incide positivamente (si se hace bien, claro) en todo aquel reclutador que usa la Red para conocer mejor a los candidatos potenciales. Digamos que es el complemento ‘perfecto’ para poder adelantar el proceso de selección, incluso mucho antes de que pueda llegar a existir.
¿Y por qué?. Porque anticipamos la necesidad de conocimiento que tiene el reclutador, haciéndole más fácil su labor. De esta manera, podemos suponer que el seleccionador 2.0 ya conocerá ‘lo suficiente’ sobre quiénes somos y cuáles son nuestras principales capacidades, con lo cual el proceso presencial podrá ser mucho más rico, evitando cuestiones triviales que ya habrán sido despejadas gracias a nuestro rastro digital. Además, muy importante, el candidato dispondrá de más tiempo para venderse a sí mismo y contrastar la información obtenida previamente por el reclutador.
Hasta mañana.
2 comentarios:
Caramba,muchísimas gracias por aclarar este punto con un artículo completo. Te lo agradezco un montón.
De nada Paloma, daba para más. Espero haberte sido útil.
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