En la reciente entrada ‘¿Es conveniente poner el CV en el blog?’, Soraya pregunta que cómo puede afectar a la intimidad el hacerlo. Ya desde el momento que decidimos estar o no en las redes sociales, debemos ser conscientes que nuestra exposición es prácticamente total, por lo que facilitamos al exterior (conscientemente o no) datos sobre nosotros. En marca personal, la cuestión de la intimidad adquiere una importancia notable.
Fuente CC: Camila Urrea |
Sentido común. Gestionar nuestra marca, especialmente cuando nos apoyamos en el 2.0, supone difundir nuestros contenidos al exterior; bien sea comentando, escribiendo posts en el blog, proporcionando nuestros datos de contacto, permitiendo el acceso a nuestro CV, …, todo ello transmite lo que somos y cómo nos comportamos, además de exponer (si así lo deseamos) ciertos datos sobre nosotros. ¿Es esto realmente un problema si el objetivo que perseguimos es el de posicionar nuestra identidad profesional para generar oportunidades profesionales, o para encontrar un empleo?.
En ‘Integrar pasado, presente y futuro en nuestra marca personal’ decía que nuestra marca no podemos inventarla, puesto que ya existe; supone la mezcla entre lo que hemos sido, somos y queremos ser; y a partir de aquí, la trabajamos. Y es precisamente nuestro pasado el que se refleja en nuestro CV, documento en el que a pesar de que siempre muestro mis dudas, no deja de ser un estupendo resumen de lo que hemos hecho anteriormente.
Por tanto, si lo que queremos es demostrar a los demás que somos profesionales creíbles y además expertos en nuestra área específica, lo lógico es empezar a hacer visible nuestro CV. De hecho, esto no es nada nuevo; ¿quién no tiene subido su historial en un portal de empleo o en una red como LinkedIn?. ¿Significa eso que estamos perdiendo intimidad?. Yo diría que no, puesto que tenemos un objetivo profesional.
Sí, es cierto que en un portal de empleo, en teoría sólo pueden mirar nuestro CV los reclutadores; pero en LinkedIn puede verlo prácticamente cualquiera, lo que les permite saber muchas cosas de nosotros. No podemos evitarlo (bueno sí, aunque eso pasa por no disponer de perfil o de darnos de baja…). En un blog ocurre una situación similar, aunque obviamente estamos abriendo el espectro de nuestro público objetivo.
No obstante, no deja de tener importancia el asunto de la intimidad. Quizás lo simplifique en exceso, pero si alguien no quiere dar ningún dato suyo y exponerse en la Gran Red, lo mejor es no tener ningún tipo de presencia en Internet, o incluso cobijarse bajo el anonimato. Estas serán las únicas ‘garantías’ de no dejar ver nada sobre nosotros. En cualquier caso, es una opción como cualquier otra, pero que sin duda alguna choca con esto de la marca personal.
En mi caso, veo mucho más conveniente manejar la intimidad más desde un punto de vista de responsabilidad en el uso de las redes sociales, y de separar el perfil personal del profesional.
Si te ha gustado esta entrada, te agradezco que la puedas difundir en tus redes.
Hasta mañana.
2 comentarios:
Interesante reflexión. Como bien dices, nuestra marca personal ya lleva tiempo en la red, así que un buen reclutador me localizará y me pedirá el CV cuando la ocasión lo requiera. En cuanto a la intimidad, creo que es un concepto del cual cada uno tenemos una definición o un tope voluntario; como personas maduras, sabemos lo que publicamos y lo que realmente es íntimo y no queremos hacer visible porque solo importa a nuestro círculo de confianza
Hola Mari Paz, bienvenida a la comunidad. Estoy de acuerdo contigo. De lo que se trata es de ser consciente qué es lo que pretendemos enseñar sobre nosotros, especialmente cuando nuestra exposición en la Red es total. Cada uno de nosotros elige el grado de intimidad que queremos tener en Internet.
Publicar un comentario