En esto de la marca personal oigo mucho (quizá incluso yo en alguna ocasión lo haya mencionado), que de lo que se trata es de ser único, para convertirse así en la opción finalmente elegida (por ejemplo cuando se trata de encontrar un empleo). Ahora bien, prefiero matizar ese concepto y darle una visión más práctica y realista.
Fuente CC: Jimmy Baikovicius |
He encontrado dos definiciones sobre 'único':
- "Aquello que resulta ser uno y solo, ya sea en su especie o en una categoría determinada".
- "Aquello que sobresale por su excepcionalidad y porque excede los límites de lo corriente y usual".
Si alguien está buscando un empleo y entiende que ha de ser 'único' según cualquiera de las definiciones anteriores, probablemente le empiece a entrar mucho vértigo, cuando lo 'único' que quiere es encontrar trabajo. Si yo tuviera que quedarme con una definición, lo haría con la segunda, ya que me parece algo más asequible. Sin embargo, en esto de gestionar nuestra marca personal para generar oportunidades profesionales en el futuro, es necesario tener una visión mucho más práctica. Abundan los buenos profesionales que tienen una propuesta de valor excepcional, y lamentablemente muchos de ellos se encuentran en situación de desempleo (que no de 'paro'). Lo más probable es que todos ellos tengan una gran experiencia profesional, una formación de primera, unas capacidades notables que les han hecho progresar en su carrera.
Por tanto, la diferencia entre ellos ya no es tanto la aptitud, sino la actitud. Es ésta la que les permite sobresalir entre el resto de candidatos, convirtiéndose en una opción mucho más visible para los reclutadores, que siempre buscan un rasgo diferencial entre todos aquellos que aspiran a una vacante.
Y es precisamente ésta mi visión práctica de lo que significa ser 'único': conseguir atraer la atención de los demás hacia nuestra propuesta de valor, logrando generar la suficiente confianza que nos dé en el tiempo la necesaria reputación. Porque será en ese momento donde habremos logrado dejar un 'poso' en la mente de todos aquellos que podrán ofrecernos colaboraciones profesionales cuando sea necesario. Si alguien confía en nosotros de esa manera, significa que para ellos somos únicos. Quizás no imprescindibles, pero sí la opción que les ofrece garantías de éxito.
Hasta mañana.
5 comentarios:
Si, la diferencia puede ser la actitud, ¿pero también los valores?
Hola Paloma. Bajo mi punto de vista, valores y actitud deben estar necesariamente relacionados. Nuestra actitud está condicionada (o debería) por nuestra escala de valores.
Con nuestra actitud generamos unas expectativas en los demás, que se forman una percepción sobre nosotros. Por tanto, debemos gestionar esas expectativas, cumpliendo lo prometido. Si no coinciden con nuestras creencias y valores, de alguna manera estamos 'engañando', ¿no?
Si, entiendo. Por otro lado, estaba pensando en tener valores coincidentes con el contratador.P.e si una persona es muy religiosa o es activista o vegetariana o le gusta cuidar en medio ambiente. ¿Las empresas obvian estas cosas, las tienen en cuenta, a veces si a veces no?
¿puede esto marcar una diferencia?
Hola Paloma, seguro que puede marcar una diferencia, especialmente en ciertas empresas que promuevan dichos valores.
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