Tranquilos, no me he vuelto loco. El tráfico importa mucho; sin él, no generaríamos la suficiente atención hacia los contenidos que emanan de nuestra marca personal. Ahora bien, creo que existe una auténtica obsesión por parte de los blogueros principiantes, que se centran desesperadamente en incrementar su tráfico, convirtiéndolo en su razón de ser, y olvidándose de lo esencial: su propia marca.
Fuente CC: hillman54 |
He oído a muy pocas personas (entre ellos a Carlos Bravo) decir que el tráfico al principio no tiene tanta importancia como la que realmente se le da. De hecho, a menudo se generar una auténtica obsesión por comprobar constantemente cuántas visitas hemos recibido, incluso se llega a comprobar varias veces al día. Yo mismo lo he sufrido, y aunque no dudo por un solo instante que es necesario medirlo con la suficiente periodicidad para comprobar los avances que vamos teniendo y si es necesario aplicar alguna medida correctora, cada día pienso más en que ese tráfico tiene una importancia relativa.
Porque esas visitas que recibimos diariamente son personas que han llegado a nuestro blog buscando una información determinada. Si no la encuentran, o lo que ven no es de su agrado, simplemente no volverán. Porque no tienen ninguna obligación, y sobre todo porque seguramente acabarán encontrando otro blog donde puedan localizar lo que buscan. Por tanto, ¿de qué valen esas visitas entrantes si no existe un contenido actualizado y de calidad que haga que ese visitante se convierta en lector asiduo?.
En esta sobresaturación de blogs interesantes (y muchos de ellos muy buenos), la atención de los lectores se convierte en un bien muy preciado y a la vez escaso. Por ello, no deberíamos desaprovechar esos visitantes que nos ceden apenas unos segundos de su atención, y en el que deciden quedarse o marcharse, por centrarnos más en obtener tráfico que en producir contenido.
Con este mayor enfoque en contenidos que en generación de tráfico, soy consciente y defiendo que los resultados se van viendo progresivamente en el tiempo, hasta que llega un momento donde te puedo asegurar que uno se queda sorprendido de lo que ha alcanzado. Y para ello, es preciso convertir la escritura en un hábito.
Usar un blog para posicionar nuestra marca personal, maximizando las posibilidades de generar oportunidades profesionales en el futuro, debe estar por tanto más centrado en registrar el suficiente contenido, más que en políticas de generación de tráfico. ¿Qué crees, que sería mejor un blog con 10 entradas al que entran 1.000 visitantes, u otro con 100 entradas al que entran 100 lectores?. Yo me quedo sin duda alguna con la segunda alternativa. Porque esos 100 lectores podrán comprobar todo el rastro que se ha ido dejando en esos 100 posts, y en donde se ha dejado registrado mucho contenido, el cual posiciona mucho mejor a una marca personal.
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Hasta mañana.
4 comentarios:
Un apunte. Tráfico, si, pero cualificado, para que las visitas se conviertan en lectores.
Si son muchos los que visitan y se van sin leer, Google lo penaliza.
Volvemos a lo de siempre, el contenido es el rey. Pero también la empatía entre el bloguero y el lector ¿no crees?
Hola Paloma, gracias por pasarte. Creo que cada uno tenemos que diseñarnos la mejor estrategia, con la que nos sintamos más cómodos y nos proporcione los mejores resultados. Para ello todo importa: atraer suficiente tráfico, generar contenido de calidad que interese, hacerlo con la suficiente frecuencia, conseguir que los visitantes se conviertan en lectores, ...
Sigo diciendo que la estrategia en contenidos es la que permite transmitir una marca sólida; ahora bien, comentas un punto fundamental en toda esta ecuación, y es la relación que debe crearse entre lector y bloguero. Muy acertado tu comentario.
Muchas gracias, Miguel Ángel, por tus aportaciones: estoy pensando desde hace un tiempo en crear un blog profesional y tus dos últimas entradas me han resultado muy interesantes e útiles. Muchas gracias de nuevo. Espero que nos volvamos a encontrar por éste mundo.
Bienvenido al blog José María. Te deseo suerte y nos vamos hablando.
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