La marca personal no es un concepto nuevo que haya surgido hace pocos años; siempre han existido personas que han sabido proyectar en su entorno una personalidad única y diferencial, por sus ideas, conocimientos y acciones; eso les ha conferido una autenticidad que les ha convertido en verdaderos símbolos con una notable capacidad de influencia.
Fuente CC: Guzmán Lozano |
Sin embargo, ha sido desde hace no demasiado tiempo donde ese concepto ha adquirido una gran notoriedad debido a distintos factores, tales como la necesidad de destacar en un mundo cada día más competitivo, y las extensas posibilidades para crear y difundir la marca propia, que nos permiten las nuevas tecnologías y en especial las redes sociales.
Por ello, las buenas noticias vienen por partida doble: por una parte las posibilidades que cualquiera de nosotros tiene para ir dejando una huella clara y consciente de nuestra identidad profesional con el objeto de mejorar nuestras expectativas laborales, y por otra parte que cualquiera de nosotros ya posee una marca personal que puede (si quiere) desarrollar en la dirección correcta.
Sí, repito, todos tenemos ya una marca personal propia, nos guste o no. Porque nuestra marca la construyen los demás en base a las percepciones que tienen sobre nosotros. Cualquier contacto, cualquier interacción (visual, táctil, sonora, ...) con una persona, genera un determinado estímulo, más o menos tangible, pero una sensación al fin y al cabo.
Y estas sensaciones, cuando se repiten de forma reiterada en el tiempo, van generando un juicio de valor que suele encasillar o categorizar a una persona determinada. Porque eso forma parte de nuestros comportamientos, necesitamos clasificar lo que vemos, poniéndoles el adjetivo que corresponda en cada caso.
Y es este juicio (o prejuicio...) el que nos permite a menudo tomar decisiones cuando tenemos distintas alternativas. A esto es a lo que se llama marca personal.
Dicho esto, ya que todos tenemos ya una marca construida en base a las percepciones de los demás (sobre acciones conscientes o inconscientes por nuestra parte), de lo que se trata es de que cada uno decida qué quiere hacer con su propia, marca, con la percepción que origina en los demás, y sobre todo hacia dónde quiere hacerla evolucionar.
Porque de eso se trata precisamente, de tomar las riendas de nuestras vidas, y de dirigir nuestra identidad profesional de forma consciente, sabiendo cuál es nuestro propósito y objetivo. Por tanto, no se trata de tener marca personal, puesto que ya la tenemos, sino de qué queremos hacer con ella.
Hasta mañana.
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