Acabo de leer un estupendo artículo de Andrés Pérez Ortega, en el que entre otras cosas habla de la reputación de las marcas personales, mencionando que: "...déjame que te cuente un secreto, tú no eres IKEA ni Toyota ni Justin Bieber'.
Fuente CC: Peter Kaminski |
Completamente de acuerdo, probablemente ninguno de nosotros tendrá la misma dimensión que pueda tener una gran marca como las mencionadas, porque ni contamos con los mismos recursos, ni tenemos el mismo alcance, ni seguramente tampoco nos interesa.
Sin embargo, el tener esa marca tan amplia, sinceramente me da un poco igual. Y lo digo porque a mi marca personal le doy incluso mucha más importancia que la que esas empresas pueden dar a la suya. Quiero decir con esto que, no por tener una 'pequeña' marca personal, le voy a restar importancia.
Muy al contrario, mi marca personal es el centro de mi estrategia de generación de oportunidades profesionales; y alrededor de ella giran todos mis esfuerzos y mis acciones, con el objetivo de posicionarla en la mente de los demás, generando la suficiente atención y logrando a base de trabajo, una reputación que haga convertirme en una opción válida cuando alguien pueda necesitar los servicios que ofrezco.
Porque mi marca personal obviamente tiene un alcance muchísimo menor que el de una marca comercial. Pero eso no quita el hecho de que cualquiera dentro de mi (menor) radio de acción, deba ver que las expectativas que voy generando, se van cumpliendo.
Y pongo el ejemplo claro de los reclutadores, porque estos desde hace ya tiempo, localizan el talento en la Red, y para ello buscan cualquier rastro digital que hayamos podido dejar, por mínimo que sea. Y cualquier dato que encuentren, lo usan (consciente o insconcientemente) para obtener una conclusión, un juicio en definitiva.
Es por ello que es nuestra responsabilidad tratar de controlar la percepción que de nosotros se llevan. De aquella, puede depender en gran medida nuestro futuro laboral.
Por tanto, la reputación de una marca personal no es mayor o menor, más importante o menos, dependiendo de la dimensión de dicha marca. Porque las consecuencias de ofrecer una mala imagen de nosotros mismos, puede destruir nuestra identidad profesional en cualquier momento. Y esto no es generar miedo, sino aplicar mucho sentido común.
Hasta mañana.
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