En ocasiones me he encontrado con personas que lamentablemente han perdido su puesto de trabajo debido a la crisis económica, y que centran todos sus esfuerzos en conseguir un empleo de las mismas características que el que tenían, en cuanto a tipo de posición, salario, responsabilidad, ... Sin embargo, algunos de ellos llevan mucho tiempo buscando infructuosamente, lo que obviamente les acarrea una sensación de frustación y desmotivación.
Fuente: Amio Cajander |
Porque, aunque no nos guste, la situación ha cambiado radicalmente respecto a hace no muchos años. Aún me acuerdo de hace no mucho tiempo, donde el candidato, especialmente en algunos sectores (como el de las tecnologías de la información), era el 'rey', y se encontraba en una situación en la que prácticamente podía imponer sus condiciones frente a las empresas que querían contratarles; y esto era posible porque había mucho negocio y pocos candidatos cualificados, lo que originaba en muchas ocasiones la existencia de candidatos 'mercenarios' que cambiaban de empresa a empresa en poco tiempo con unos aumentos salariales notables.
Sin embargo hoy la situación ha cambiado, las empresas no tienen el negocio que tenían antes, lo que se traduce en unas (muy) menores necesidades de contratación; eso, unido al alto nivel de desempleo, origina que los candidatos tengan que 'luchar' y diferenciarse del resto para poder conseguir un puesto de trabajo; en cualquier caso, son ahora las empresas las que 'imponen' las condiciones, debido al elevado número de personas en búsqueda de empleo.
Por tanto, y retomando el tema de esta entrada, pienso en las personas que han trabajado durante mucho tiempo (¿quizá siempre?) en el mismo sector e incluso en la misma posición, y de repente se quedan en la calle. Lógicamente se centran en intentar encontrar un trabajo de las mismas características, o incluso mejores, ya que como es natural tienen una elevada experiencia que pueden traducir en resultados para las compañías.
No obstante, a medida que pasa el tiempo y sus esfuerzos son en balde, van entrando en una dinámica pesimisita que les hace ir perdiendo gradualmente su motivación. Piensan que no pueden abandonar, puesto que consideran que no pueden tirar por la borda toda su experiencia y conocimiento adquiridos en muchos años.
Siempre he pensado que una persona debe trazar su camino para encontrar sus sueños, tanto personales como profesionales, y centrar sus energías en ello. No obstante, también considero que el esfuerzo perpetuo sin sentido y sin ir viendo resultados, puede resultar contraproducente. Porque tenemos que ser prácticos, y si no encontramos el trabajo que deseamos en un tiempo prudencial, hacernos preguntas del tipo:
- ¿Hay demanda en mi sector profesional y concretamente para mi posición?.
- ¿Tengo la suficiente formación, o necesito reciclarme?
- ¿Estoy siendo inflexible con mis expectivas (salario, nivel de responsabilidad, ...)?
- ¿Estoy usando todas las vías posibles: portales de empleo, consultoras de selección, ETT's, ferias de empleo, red de contactos, ...?
- Si hay empleo pero no a nivel local sino en otra provincia, o incluso en otro país, ¿estoy dispuesto (o quiero) a marcharme?
Dependiendo de cuál sea la respuesta a estas preguntas, probablemente sea necesario replantearse toda la estrategia de búsqueda de empleo y sobre todo de las expectativas iniciales con las que se había comenzado el proceso de búsqueda, siendo más flexibles o incluso tomar la decisión de buscar nuevas oportunidades laborales que no se habían previsto en un principio. Porque una decisión inteligente y práctica, tomada con el tiempo suficiente, no significa en absoluto abandonar, sino todo lo contrario, probablemente nos haga tomar un camino que nunca nos habríamos planteado de otra manera y que nos pueda hacer encontrar nuevas y diferentes oportunidades laborales.
Hasta mañana.
Hasta mañana.
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