jueves, 15 de noviembre de 2012

Cómo ayudar a las personas a actuar por sí mismas

Una de las cualidades que hacen grande a un líder es su capacidad para ayudar a los colaboradores de su equipo a actuar por sí mismos, sin esperar a que su jefe les diga lo que tienen que hacer en cada momento, y poder construir así un equipo operativo con habilidades de pensamiento propio y acción proactiva.


¿Qué podemos hacer para conseguir esta evolución profesional en nuestros colaboradores?:


  • Promover la generación de ideas en el equipo. Escucharlas, analizarlas, darles feedback y agradecerlas, premiando las mejores y transformándolas en acción. Las ideas no se cuestionan ni se menosprecian, sólo se debaten. E importante, nunca pretendamos que el nacimiento de ideas vendrá de forma espontánea por parte de nuestros colaboradores o incluso podamos pensar que podemos 'obligarles' a entregarnos ideas. Esto es un proceso a largo plazo, y como tal debemos empezar a sembrar semillas para recoger dentro de (quizás mucho) tiempo.

  • Como responsables, nunca imponer de forma continuada nuestras decisiones o las de compañía, al equipo. Ello no hará más que generar desmotivación y les convertirá en meros 'robots' que se limitan a cumplir lo que se les pide, lo que mata cualquier posible innovación. Por supuesto que las directrices de la compañía deben seguirse, y nuestra opinión tiene un peso muy específico como responsables; a lo que me refiero es que el equipo debe sentirse partícipe de las decisiones en las que pueden opinar. Estas decisiones deberían estar consensuadas (como mínimo por amplia mayoría) por el equipo.

  • Delegar tareas y asignar responsables y plazos. No deberíamos controlar (hablo de control en su sentido más riguroso) a dichos responsables, sino más bien darles una orientación inicial y establecer hitos durante el proceso para comprobar que todo va correctamente; lo importante es que sientan que su responsable está ahí para ayudarles si es necesario, y que sepan a la vez que son ellos los que controlan el proceso y tienen no sólo la responsabilidad de hacer las tareas sino la suficiente autoridad para llevarlas a cabo.

  • Entregarles todo aquello necesario para que puedan desempeñar correctamente su trabajo: formación, herramientas, ... Muchos de nosotros hemos tenido en algunos momentos la frustración de no tener lo mínimamente necesario como para desarrollar eficientemente nuestro trabajo. Esto debemos evitarlo en la medida de lo posible con nuestro equipo.

  • La gestión de expectativas ha de ser clara en todo momento. Debemos conocer cuál es el objetivo que perseguimos y transmitirlo con toda claridad a la persona, estableciendo los plazos necesarios. Las personas deben tener muy claro que esperamos de ellas, puesto que de lo contrario se sentirán dando tumbos.

¿Y qué resultados podemos obtener?:
  • Personas motivadas. La persona que se siente escuchada y valorada, está por lo general motivada. La motivación impulsa a realizar un buen trabajo.

  • Actitudes proactivas. Generando un entorno donde las ideas (todas) sean bien recibidas, se propicia un ambiente donde prima la acción inmediata de nuestro colaborador, sin esperar a que su responsable le imponga su criterio.

  • Equipo implicado y comprometido. ¿Cuál es el valor que tiene una persona implicada?. Para mí incalculable, esto es el verdadero motor de una empresa.

  • Equipo cohesionado.

Reflexión:

  • Qué otras acciones se te ocurren para poder trabajar en la evolución profesional de las personas que componen el equipo?


No hay comentarios: