domingo, 5 de agosto de 2012

El valor de nuestras palabras

Nuestras palabras son una de las principales vías que tenemos para comunicarnos, por tanto debemos prestar una especial atención a cómo nos expresamos y cómo usamos nuestro lenguaje, puesto que el hacerlo de forma incorrecta puede impedir la llegada del mensaje a nuestro interlocutor, generando rechazos por su parte. ¿Porqué a veces nos empeñamos en restarle valor a los demás, mediante nuestras palabras?


Hace tan solo unos días, oí a una conocida comentarista deportiva en televisión hablar sobre Phelps, el famoso nadador norteamericano. Contaba que, a pesar de sus 19 medallas en los juegos olímpicos de Londres, había fracasado en la prueba de 200 metros.

Mi estupor y posterior indignación ante estos comentarios fue notable, ¿cómo que fracasó?. Estamos hablando de un deportista que ha conseguido lo que pocos (¿quizá ninguno?) han logrado, y que incluso supera con creces el medallero conseguido por muchos países.

Lo que queda en el espectador tras estas palabras probablemente no sea el extenso palmarés de este deportista ni sus victorias sin precedentes, sino el 'fracaso' de su última prueba en la que no consiguió medalla. ¿Cómo se puede eliminar de golpe, con una sola palabra, todo el valor conseguido por una persona?, ¿cómo se puede arrojar una sombra de duda ante un mérito que los demás no han logrado?, ¿cuál es el interés que se tiene sobre esto: generar duda y/o controversia, aumentar la audiencia, ...?, ¿o simplemente se trata de un uso incorrecto del lenguaje, sin comprender el impacto que tienen las palabras sobre los receptores del mensaje?.

Como gestores de personas, debemos ser muy cuidadosos con nuestro lenguaje, puesto que las palabras son el principal (no el único) medio del que disponemos para comunicarnos con ellas; y la comunicación no consiste únicamente en transmitir un mensaje, sino que juega una especial importancia el CÓMO llega al receptor. Y aquí juega un papel esencial el componente emocional.

Quiero decir con esto que si el lenguaje que usamos es inadecuado, ambigüo, ..., en definitiva, si no prestamos la suficiente atención, puede generar en nuestro interlocutor justamente el efecto contrario al que pretendemos, que es el de comunicar eficazmente. Muy al contrario, puede sentirse 'herido' o tomárselo personalmente, en cuyo caso seguramente no entenderá nada de lo que le hayamos dicho, y por tanto la comunicación será inexistente.

Reflexión:


  • ¿Has pensado alguna vez en el impacto que tienen tus palabras cuando te comunicas con tu equipo?


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